martes, 19 de febrero de 2008

EL puente de Triana


El Guadalquivir es una de las claves del esplendor de Sevilla y una de sus imágenes más atractivas, pero también ha supuesto un reto para la comunicación entre las dos orillas de la ciudad. Desde el siglo XIII la solución fue un «puente de barcas», ingenioso recurso ideado por los almohades: una hilera de barcas ancladas que sostenían un inestable tablero que no ofrecía seguridad suficiente. No fue hasta mediados del siglo XIX que esta precaria conexión entre Sevilla y Triana fue reemplazada por un nuevo puente en hierro fundido, la primera construcción de este tipo de la que dispuso la capital andaluza.

Inaugurado en 1854, fue bautizado con el nombre de Isabel II, que entonces reinaba en España, pero se conoce popularmente como Puente de Triana, pues fue el primero —aunque ya no el único— que permitía llegar al castizo arrabal hispalense.

Fueron sus autores los ingenieros franceses Gustavo Steinacher y Fernando Bernadet. La fundición del puente fue llevada a cabo en la propia ciudad de Sevilla, en la fundición de San Antonio regentada por Narciso Bonaplata, uno de los impulsores de la Feria de Abril.

Aunque en 1974 se consideró su demolición y sustitución, por fortuna la ciudad sigue contando con este monumento que compone sobre el río una estampa decimonónica y que sigue cumpliendo perfectamente la misión para la que fue concebido.

Pero el puente no sólo permite conectar las dos orillas y su contemplación desde ellas. Desde el puente y sobre el río la ciudad ofrece una de sus más hermosas panorámicas, tanto la contemplación de la fachada fluvial de Sevilla —la Plaza de Toros de la Maestranza, la Torre del Oro, la Catedral y la Giralda emergiendo entre las azoteas al igual que otras torres y edificios, más al fondo la Plaza de España— como la encantadora sucesión de casas de la Calle Betis que se asoman al Guadalquivir y, tras ellas, la torre de la Iglesia de Santa Ana. Y además, en un extremo del puente se levanta la Capilla de la Virgen Carmen, obra de Aníbal González.

Puente de Triana

Alejandro Portillo García

1 comentario:

Elisa dijo...

Alejandro, revisa el enlace, no lo has copiado entero y no funciona.